domingo, 26 de agosto de 2007

Otoño en el mar

No hay árboles
que desnuden sus ramas
ni hojas caídas en el suelo.
Hay remolinos de arena,
milenarias,
y bruma, jugando con el viento.
Playas inmensas, desiertas,
silenciosas,
arrulladas por el ruido del mar
y el viento,
que vuela la gorra del hombre
con su perrro,
recortados en el amanecer,
fundidos en los colores del ocaso.
Tobías, el hombre, inmóvil
atisbando un horizonte
de nostalgia
y el perro, sin nombre,
jugando con la espuma
ajeno al entorno.
Ya no hay golondrinas,
sólo el viento, el mar,
la bruma...
y el hombre con su perro.

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